Usted y tú: ¿tanto cuesta?
¿Tan difícil es considerar la posibilidad de tratar de usted a los pacientes sin con ello sentir sumisión o inferioridad ante la persona a quien nos dirigimos? Soy hija de una generación para la que el uso del usted era algo inherente cuando interactuábamos con alguien a quién acabábamos de conocer o alguien a quién queríamos mostrar un respeto.
Y mostrar respeto no significa sentirme inferior, sino simplemente ejemplificar que me educaron así y que ya está en mi ADN. Cuando intentas compartir la sutileza con las nuevas generaciones, te replican con algo tan banal como: «es que no me sale...».
Resulta que la media de edad de los pacientes hospitalizados supera los 60 años y, en el caso de pediatría, sus padres o abuelos, que son los acompañantes y a quién nos dirigimos, también. Esta generación sigue valorando y apreciando el trato de usted, y cuando no, serán ellos quienes, al minuto, tomarán la iniciativa de solicitarnos que les tuteemos.
Lo que es indudable y nuestro literato Cela incluso aplaudiría, es que sería deseable que fuera nuestro interlocutor quien pudiera tomar la decisión sobre de qué manera desea ser tratado y cómo se siente más cómodo.
¿De verdad cree alguien que por tutear al paciente o sus familiares creamos un clima más cercano y de mayor empatía con ellos?
Os animo a preguntar a 5 personas mayores de 60 que hayan estado recientemente ingresados si les agradó que interactuaran con ellos con un ¿Sra. Esther, cómo te encuentras? Llámame Esther o llámeme Sra. López, pero por favor, lo de Sra. Esther es algo rural y arcaico.